"El Zurdo de Tula y la Pulga de Acero"
Nikolai Leskov es el autor del texto "La Pulga de Acero" donde intenta reivindicar el sentimiento nacionalista ruso perdido por el "retraso" sufrido en Rusia mientras en Europa se encuentra en plenno auge la revolución industrial. A continuación presento un ensayo donde se revisa brevemente la historia, se analizan su estructura desde un punto de vista narratológico y se emite un juicio de valor -personal- acerca del texto.
"El Zurdo de Tula y la Pulga de Acero"
El nacionalismo y el deseo de ser “más grandes que otros” han sido dos posiciones que siempre han estado latentes en el desarrollo de nuestra historia. Las grandes potencias industriales y económicas han sido siempre las portadoras del nacionalismo y de la supremacía en cuanto al resto del mundo. La literatura, siendo un medio de comunicación y de expresión, no ha dejado pasar por alto la exaltación y la crítica de estas posiciones muchas veces hiperbólicas. Es así como Leskov da a luz la historia “El Zurdo de Tula y la Pulga de Acero”, la cual intenta retratar los sentimientos nacionalistas y de supremacía, pero desde la perspectiva de los oprimidos, de los que se sienten “menos desarrollados y menos capaces” de lograr adelantos científicos, tecnológicos y sobre todo útiles para la sociedad.
“El Zurdo de Tula y la Pulga de Acero” es un texto narrativo. La historia se desarrolla en Rusia y en Inglaterra. El zar ruso siente una gran admiración por todos los adelantos tecnológicos que se dan en Inglaterra, y por esta razón decide visitar este estado en compañía de su edecán. Ya en Inglaterra, el zar no deja de admirar todas las reliquias inglesas, acción que no es bien vista por su edecán, quien no deja de decir que los rusos podrían hacer eso y cosas mejores. Para el zar, los rusos son incapaces de imaginar las cosas que los ingleses han inventado, sin embargo, para él, esto también forma parte de una estrategia política. El zar ruso se queda maravillado con una pulga diminuta de acero que baila, y se queda mucho más admirado cuando compra el estuche para guardar la pulga. Para el zar, estos inventos serían imposibles en la colectividad rusa.
Con el paso de los años, llega un zar que es creyente de su gente. Al saber de la existencia de la pulga, ordena enviarla a los maestros rusos para que la mejoren. Los maestros tallan sus nombres es unas diminutas herraduras que se soldaron en las minúsculas patitas de la pulga. El maestro conocido como el “zurdo de Tula” que talló su nombre en los clavos que sostenían las herraduras, fue enviado a Inglaterra por orden del zar para demostrar las capacidades de los rusos. El zurdo de Tula rechazó la invitación de los ingleses para trabajar en esa nación. Mientras regresaba a Rusia, el zurdo se embriagó y fue tratado como cualquier peón, ya que además, no tenía documentos. Murió en la más triste pobreza, a pesar de su genialidad.
La presencia de un narrador omnisciente es importantísima para la degustación del texto, puesto que le da una especie de “objetividad” para que el lector pueda interpretar con libertad el mensaje. Los personajes son planos, no poseen características que cambien a lo largo de la historia. Esta cualidad logra que el texto tenga una unidad, atributo propio de los cuentos; aunque hay que recalcar que no hay un solo hecho que rompa el hilo conductor, sino varios.
Los escenarios en los que se desarrollan los acontecimientos y las evocaciones que se hacen son propias de la época de la revolución industrial. La evocación de las armas, guerras, adelantos tecnológicos ingleses y retrasos rusos, en cuanto a desarrollo, son elementos propios del comienzo de la revolución industrial. Los tiempos verbales que utiliza la voz narrativa están en su mayoría en pretérito. Los diálogos esporádicos que usa Leskov enriquecen la descripción que hace el narrador y nos acercan un poco más a la idea que el autor quiere trasmitir, la cual contrasta con la antes mencionada “objetividad”. Leskov también usa un lenguaje coloquial. Muchas veces escribe tal cual se habla, transportando al lector a un mundo desconocido, un mundo exótico donde el lector es el encargado de dar a la palabra su interpretación de acuerdo al contexto.
El cuento es muy rico en cuanto a técnicas de escritura, al uso del lenguaje y a la correcta manipulación del hilo conductor. Pero a pesar de que el narrador omnisciente intenta acercar al lector a una posible libre interpretación, ésta se vuelve totalmente imposible. En el texto se nota claramente la idea nacionalista de Leskov, un tanto hiperbólica. Pareciese que Leskov intenta levantar la autoestima rusa y darle un poco de mérito a un desmoronado sistema económico y a un pueblo que necesitaba recordar su dignidad. Leskov logra su propósito: exaltar la identidad rusa y denunciar las injusticias sociales vividas en aquel entonces. Sin embargo, recurre a técnicas no comunes, llegando a inspirar en el lector compasión por aquellos rusos “que son inferiores”, afirmación que no es verdadera en lo absoluto.
Pero a pesar de todo, el texto de Leskov no deja de ser una gran exposición de la realidad rusa y del mundo en aquellos años; además se convierte en un texto de denuncia social, enmarcado hacia el sentimiento nacionalista (en déficit o en exceso), la idea de superioridad e inferioridad (económica o social) y hacia la idea de migración, retratada en el final del cuento.
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