"Mi Vida en el Deporte"
El artículo que se muestra a continuación es uno totalmente diferente a los publicados anteriormente, no tiene nada que ver con literatura ni con una realidad social, al contrario, tiene que ver con el ser humano en sí, con sus logros, con sus derrotas y con sus pasiones.
Miguel Dávila, un gran jugador de basketball escribe el siguiente artículo al terminar el colegio con el objetivo de plasmar como es su vida en el deporte. "Maik", como lo llamamos sus amigos, ha consagrado su vida al básquet. Se inició desde muy pequeño como cualquier niño que botea una pelota con el único objetivo de pasar el tiempo. Sin embargo, su pasión fue creciendo y madurando hasta que el básquet dejó de ser un hobby para convertirse en un modo de vida.
Mi Vida en el Deporte es una ventana hacia el interior del mejor deportista de la generación 2009 del San Gabriel. Maik retrata cómo nace en él la pasión por un balón, la lucha por la victoria dentro de la cancha y la satisfacción de saborear el triunfo junto a un equipo no sólo de jugadores, sino de amigos.
Éste es el retrato de una persona fuera de serie, de un magnífico deportista y de un excelente amigo, más que amigo, hermano.
¡Disfrútenlo!
"Mi Vida en el Deporte"
Una pasión empieza con una mirada, con un sonido, con un olor. Una pasión empieza también con un balón, con una red, con un par de zapatos, con lo que sea; la condición: debe llegar a lo más profundo de ti y de ahí no tiene que salir jamás. Una pasión te motiva en cada aspecto de tu vida, te ayuda, te forma y te mantiene en orden, pero sobre todo, hace que tu vida tenga transformaciones a cada instante, te enseña a luchar siempre hasta el último minuto, te ayuda a conseguir tus sueños y a vivirlos intensamente, te hace sentir que estás vivo, que en ese momento de lucha en la cancha sólo se vive para ganar.
Como en toda la vida, en cada situación y en cada acto, hay dolores, unos muy fuertes y otros que apenas los sentimos, pero a pesar de esto, existe una fuerza que vive dentro de ti que te impulsa a no sentir las lesiones, no importa ni el dolor ni el cansancio, sólo importa el fervor que siente tu alma al rodar un balón por tus manos, porque si no hay un deseo de jugar significa que el amor al juego nunca existió, o simplemente se esfumó.
Cerrar los ojos, analizar jugadas, posibilidades y estrategias es cosa común en el juego, pero cuando el partido se pone tenso y el tiempo se agota, todo esto queda atrás, lo único que mueve tus piernas es la fuerza del amor al juego, es la fuerza de tu corazón, es eso que sientes dentro de ti que te quema con la idea de perder, perder de una forma aburrida y miserable, de una forma conformista y degradante, perder sin dejar el alma en el piso de la cancha, perder sin amar el juego. Es verdad, a veces ganar no lo es todo, el triunfo está guardado solamente para los mejores, pero créanme, es necesario perder para luchar por un ideal, para luchar por un campeonato, para aprender de la derrota y sentir ese deseo inmenso de superación personal, de saber que con gran esfuerzo podrás llegar a ser el mejor.
De ti depende un equipo de estudiantes apasionados al básquet, un equipo que lleva el básquet en su sangre, un equipo de amigos, que con su lucha incansable por encontrar la victoria, consiguieron llegar a un lugar espectacular, un lugar que nadie imaginaba, un lugar asombroso: el triunfo. ¿El triunfo? Sí, porque a pesar de que perdimos la final contra el colegio Mejía, todos nos sentíamos orgullosos de nuestra participación, de nuestra forma de jugar y de nuestro amor por el básquet.
He perdido muchos partidos a lo largo de mi vida, partidos realmente importantes, finales, partidos decisivos y de clasificación, pero estoy orgulloso de haber perdido aquéllos y de haber ganado muchas más finales y muchos más partidos importantes. De cada partido he aprendido algo que siempre intento ponerlo en práctica en los siguientes cortejos. Pero el triunfo no viene del cielo, es necesario entrenar día a día, esforzar tu cuerpo a la máxima capacidad de tus habilidades, exigir más de ti, de tu fuerza, de tu deseo de mejorar, de tu deseo de ser el mejor en la cancha, en el torneo, en el país, en la vida.
Es un sueño que revive cada músculo cansado después de cada entrenamiento, es cada aliento de oxigeno que llega a tu boca para socavar la falta de aire, es cada gota de sudor que nace de tu frente para hacerte sentir el dolor y el cansancio y la alegría de jugar que supera cada obstáculo frente a ti.
El colegio ha inspirado en mí un gran deseo de jugar, ha formado esa pasión que jamás saldrá de mi corazón, esa pasión que me ha llevado a conseguir títulos admirables, a jugar en grandes equipos y que sobre todo me ha inspirado para llevar el básquet en la sangre. Es por esto que quisiera agradecer al San Gabriel, porque desde primer curso inspiró mi deseo de ganar; agradecer por el apoyo, por las motivaciones, por todo lo que representa formar un equipo; agradecer también a mis padres que siempre me han apoyado en esta empresa y que comparten el mismo deseo por el básquet; a mi entrenador Guillermo que ha sido fuente de competitividad, de enseñanza, de amistad, de liderazgo y de motivación, él ha sido el gran artista de este equipo, un gran entrenador al cual admiro muchísimo. Agradecer a las barras que nos apoyaron de una manera espectacular en la final y a todas las personas que ayudaron en la formación de la gran barra del San Gabriel. Finalmente, quisiera agradecer a mi equipo por demostrar en la cancha que somos capaces de todo, porque saber que ellos pueden jugar de una manera espectacular como lo hacen, es saber que se puede llevar a un equipo hasta la victoria; gracias a mi equipo soy lo que soy. Por último, agradezco nuevamente a mi entrenador y a todas las personas que me han apoyado por todo este tiempo.
Nunca dejen de lado sus pasiones, éstas las guiarán hasta sus sueños, y solo así podrán conseguirlos.
``La fuerza mental, el amor y el corazón son aspectos mucho más importantes que la fuerza física, pues si las tres se unen la victoria está asegurada``
M .Jordan.
Como en toda la vida, en cada situación y en cada acto, hay dolores, unos muy fuertes y otros que apenas los sentimos, pero a pesar de esto, existe una fuerza que vive dentro de ti que te impulsa a no sentir las lesiones, no importa ni el dolor ni el cansancio, sólo importa el fervor que siente tu alma al rodar un balón por tus manos, porque si no hay un deseo de jugar significa que el amor al juego nunca existió, o simplemente se esfumó.
Cerrar los ojos, analizar jugadas, posibilidades y estrategias es cosa común en el juego, pero cuando el partido se pone tenso y el tiempo se agota, todo esto queda atrás, lo único que mueve tus piernas es la fuerza del amor al juego, es la fuerza de tu corazón, es eso que sientes dentro de ti que te quema con la idea de perder, perder de una forma aburrida y miserable, de una forma conformista y degradante, perder sin dejar el alma en el piso de la cancha, perder sin amar el juego. Es verdad, a veces ganar no lo es todo, el triunfo está guardado solamente para los mejores, pero créanme, es necesario perder para luchar por un ideal, para luchar por un campeonato, para aprender de la derrota y sentir ese deseo inmenso de superación personal, de saber que con gran esfuerzo podrás llegar a ser el mejor.
De ti depende un equipo de estudiantes apasionados al básquet, un equipo que lleva el básquet en su sangre, un equipo de amigos, que con su lucha incansable por encontrar la victoria, consiguieron llegar a un lugar espectacular, un lugar que nadie imaginaba, un lugar asombroso: el triunfo. ¿El triunfo? Sí, porque a pesar de que perdimos la final contra el colegio Mejía, todos nos sentíamos orgullosos de nuestra participación, de nuestra forma de jugar y de nuestro amor por el básquet.
He perdido muchos partidos a lo largo de mi vida, partidos realmente importantes, finales, partidos decisivos y de clasificación, pero estoy orgulloso de haber perdido aquéllos y de haber ganado muchas más finales y muchos más partidos importantes. De cada partido he aprendido algo que siempre intento ponerlo en práctica en los siguientes cortejos. Pero el triunfo no viene del cielo, es necesario entrenar día a día, esforzar tu cuerpo a la máxima capacidad de tus habilidades, exigir más de ti, de tu fuerza, de tu deseo de mejorar, de tu deseo de ser el mejor en la cancha, en el torneo, en el país, en la vida.
Es un sueño que revive cada músculo cansado después de cada entrenamiento, es cada aliento de oxigeno que llega a tu boca para socavar la falta de aire, es cada gota de sudor que nace de tu frente para hacerte sentir el dolor y el cansancio y la alegría de jugar que supera cada obstáculo frente a ti.
El colegio ha inspirado en mí un gran deseo de jugar, ha formado esa pasión que jamás saldrá de mi corazón, esa pasión que me ha llevado a conseguir títulos admirables, a jugar en grandes equipos y que sobre todo me ha inspirado para llevar el básquet en la sangre. Es por esto que quisiera agradecer al San Gabriel, porque desde primer curso inspiró mi deseo de ganar; agradecer por el apoyo, por las motivaciones, por todo lo que representa formar un equipo; agradecer también a mis padres que siempre me han apoyado en esta empresa y que comparten el mismo deseo por el básquet; a mi entrenador Guillermo que ha sido fuente de competitividad, de enseñanza, de amistad, de liderazgo y de motivación, él ha sido el gran artista de este equipo, un gran entrenador al cual admiro muchísimo. Agradecer a las barras que nos apoyaron de una manera espectacular en la final y a todas las personas que ayudaron en la formación de la gran barra del San Gabriel. Finalmente, quisiera agradecer a mi equipo por demostrar en la cancha que somos capaces de todo, porque saber que ellos pueden jugar de una manera espectacular como lo hacen, es saber que se puede llevar a un equipo hasta la victoria; gracias a mi equipo soy lo que soy. Por último, agradezco nuevamente a mi entrenador y a todas las personas que me han apoyado por todo este tiempo.
Nunca dejen de lado sus pasiones, éstas las guiarán hasta sus sueños, y solo así podrán conseguirlos.
``La fuerza mental, el amor y el corazón son aspectos mucho más importantes que la fuerza física, pues si las tres se unen la victoria está asegurada``
M .Jordan.
1 comentarios:
Lo más fuerte en la vida es el amor, el deseo de ganar, de seguir de jamás rendirse, la verdadera pasión por algo te da la suficiente fuerza para conseguir tu meta.
Tantos sueños y pensamientos son lejanos y casi imposibles sin el deseo de jugar, por eso creo que lo mejor que puede hacer uno es hacer lo que quiere, no lo que se le da la gana!
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